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“Cuando recibí el balón ya sabía lo que tenía que hacer”, explicó Andrés Iniesta en Onda Cero. “Lo puedo ver hoy, ayer, mañana, dentro de diez años… Y me seguiré emocionando porque son recuerdos inolvidables”, apuntó Iker Casillas en un reportaje especial de Movistar+. Los dos personajes principales de una final que cumple diez años. El autor del gol que, en la prórroga, le dio el título Mundial a España y el portero, tantas veces decisivo, tantas veces determinante, que aquella noche, en Johannesburgo fue milagroso, como siempre, sacando un remate de gol a Robben.

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España se proclamó un 11 de julio, de 2010, campeona del Mundo en Johannesburgo, imponiéndose en una final dramática a Holanda gracias al gol de Iniesta en la prórroga (minuto 116) y cuando entre los hinchas y jugadores de la Naranja Mecánica el optimismo de ‘A la tercera la vencida’ había dado paso al desánimo. Derrotados por Alemania Occidental en 1974 y por Argentina en 1978, La Roja, como bautizó Luis Aragonés a España en 2006 y que pasó de la furia al toque, la volvió a dejar con la miel en los labios bajo el mando sereno, y firme, de Vicente del Bosque.
“Hicimos las cosas bien y también tuvimos suerte en momentos determinados, y eso no es demérito de los jugadores” apunta el ex seleccionador, que no vio, entera, la final frente a Holanda “hasta este confinamiento” y advierte, con un habitual dosis de humildad que España “estuvo cerca de ganar el Mundial otras veces, pero no tuvo la suerte de 2010”.
Suerte o no, suerte y mérito, suerte y fútbol, España, que comenzó con el pie cambiado ante Suiza, con un debut desolador y una derrota que encendió todas las alarmas, supo mantener el tipo. “Reaccionamos bien a la derrota. No cambiamos y esa fue la mejor decisión” en opinión de Del Bosque.
Resurrección frente a Honduras, convencimiento ante Chile y tanto sufrimiento como pasión contra Portugal, Paraguay y Alemania, los goles de Villa, las paradas de Casillas, el guante de Xavi, el vuelo de Puyol… España “hizo un gran Mundial” sentenció a ESPN Deportes Sergio Busquets, el otro líder silencioso, y joven, de aquella selección que nunca había superado unos cuartos de final del máximo torneo pero que “estaba convencida” de sus opciones desde “el primer día” como recordó David Villa.
Jugar la final “era una oportunidad histórica” apuntó Del Bosque. “Estábamos en una posición que habríamos firmado desde siempre” sentenció el entrenador, para el que España empezó a ganar el título al día “siguiente de la derrota contra Suiza”.
Así se fueron superando todos los obstáculos… Hasta el último. El día definitivo, la gloria o la decepción. “Solo uno puede ganar” apuntó Joan Capdevila, el lateral zurdo de aquella defensa intocable e intachable, que solo encajó dos goles en la fase de grupos (Suiza y Chile) y cuyo desempeño fue indiscutible para explicar el título final.
“No fue un partido bonito, pero hizimos algunas cosas bien. Tuvimos una pizca de suerte” recordó el ex seleccionador… Algo que que al cabo de los años puede haber quedado en el olvido, pero que fue incuescionable.
Stekelenbur salvó a los cuatro minutos un remate de cabeza envenenado de Sergio Ramos como entrante de un partido duro en el juego y los ánimos, hasta 13 tarjetas amarillas mostró el inglés Howard Webb, que a la media hora no se atrevió a expulsar a Nigel de Jong tras una patada de karate al pecho de Xabi Alonso y no dejó hasta la prórroga en inferioridad a los holandeses por la segunda amonestación a Heitinga.
Casillas a los 61 y 82 minutos fue vital ante Robben, Busquets fue providencial en su dirección, Navas en su desborde, Puyol en su liderazgo y Villa en su
desempeño… Hasta que ya en el descanso de la prórroga le sustituyó Fernando Torres…
Tan vital fue el temple del seleccionador como afortunados y trascendentes sus cambios. Torres por Villa y Cesc por Xabi Alonso. Ambos protagonistas de excepción en el gol definitivo. A cuatro minutos de llegarse a los penalties, una jugada iniciada por Navas, continuada por el taconazo de Iniesta a Cesc, continuada por el pase del propio Navas a Fernando Torres…
Y de ahí a la eternidad. Torres centra, Van der Vaart corta desde la corona del área para que recoja el balón Cesc, quien asiste en diagonal a Iniesta y el manchego, disparo cruzado e imposible para Stekelenburg. Gol.
España campeona del mundo. Lo impensable hecho realidad. ¿Impensable? “Éramos campeones de Europa, habíamos hecho una gran fase de clasificación y llegamos al Mundial entre los candidatos” refrescó Del Bosque, un entrenador único y que dirigió a España hacia la eternidad.
LA FICHA DEL PARTIDO
España: Casillas, Sergio Ramos, Puyol (Marchena 84′), Piqué, Capdevila, Busquets, Xabi Alonso (Cesc 86’), Xavi, Iniesta, Pedro (Navas 60’) y Villa (Fernando Torres 105′).
Holanda: Stekelenburg, Van der Wiel, Mathijsen, Ooier, Van Bronckhorst (Braafheid 104′), Nigel de Jong (Van der Vaart 99′), Van Bommel, Sneijder, Robben, Kuyt (Elia 70′) y Van Persie.
Árbitro: Howard Webb (Inglaterra). Amonestó a Van Persie, Puyol, Van Bommel, Sergio Ramos, De Jong, Van Broonckhorst, Heitinga, Capdevila, Robben, Van der Wiel, Mathijsen, Iniesta y Xavi. Expulsó, por doble amonestación a Heintinga en el minuto 109.
Gol: 1-0, minuto 116 Iniesta.
Campo: Soccer City, 84.490 espectadores.
El día que Andrés Iniesta salió dos veces campeón del mundo
¿Cuántas veces en la vida planificamos cómo comportarnos en un momento clave? ¿Cuántas veces buscamos las palabras justas para el instante adecuado? ¿Cuántas veces analizamos con lujo de detalles los escenarios y elaboramos una estrategia para que todo resulte tal como queremos? Seguramente miles de veces. Sin embargo, lo más probable es que fracasemos en la gran mayoría.
Cuando llega la hora señalada, el corazón puede vencer a la razón, los nervios se apoderan de la situación y las horas de preparación resultan inútiles. Terminaremos machacándonos por lo que pudo haber sido y no fue. Por una reacción intempestiva. Por esa respuesta que surgió a destiempo.
Aquellos capaces de sortear los obstáculos, controlar las emociones y concretar el plan inicial son elegidos. Tocados por la varita mágica. Uno de ellos se llama Andrés Iniesta. No por nada lo apodan “Cerebro”. Talento, visión, inteligencia, compañerismo, serenidad. Virtudes que mostró a lo largo de toda su carrera, incluso aquel 11 de julio de 2010 en la mismísima final del Mundial de Sudáfrica.
Minuto 116 de una cerrada definición frente a Holanda en el estadio Soccer City. Corrida frenética de Jesús Navas por derecha, la pelota queda suelta e Iniesta la cede de taco en mitad de cancha antes de encarar una optimista incursión al área. La jugada se ensucia y Fernando Torres cambia de frente. Después de un despeje, Cesc Fábregas encuentra al crack de Barcelona, que amortigua el balón y espera el pique antes de meter un derechazo cruzado, imposible para Stekelenburg.
En la corrida rumbo al corner, antes de ser cubierto por una marea humana, Iniesta se levantó la camiseta para mostrar una remera con la leyenda “Dani Jarque, siempre con nosotros”, en tributo a su amigo fallecido 11 meses atrás. Un gesto distinto de un distinto.

Andrés Iniesta hizo el gol que le dio el Mundial 2010 a España y se lo dedicó a Dani Jarque, su amigo fallecido unos meses antes. AP
Antes del calentamiento le pidió al recuperador Hugo Camarero que escriba el mensaje en una remera, que se colocó debajo de la camiseta antes del partido. “Fue el destino o Dios que quiso que en ese momento tan feliz él también fuera recordado. La imagen del gol es cuando me quito la camiseta“, contó el nacido en Fuentealbilla en el documental Marcats pel 21 de TV3.
Crecieron juntos, uno en Barcelona y el otro en Espanyol. Coincidían en las citaciones de la Selección Española y Dani, un año mayor que Andrés, lo acercaba siempre en auto adonde tenía que ir. Si bien no hablaban ni se veían tan seguido, se sentían incondicionales.
El 8 de mayo de 2009, Dani Jarque murió producto de un ataque al corazón en la habitación del hotel de Florencia, donde el Espanyol dirigido por Mauricio Pochettino llevaba a cabo su pretemporada. Tenía 26 años y esperaba el nacimiento de su primera hija en septiembre.
La trágica muerte de su amigo fue un golpe durísimo para Iniesta. En su autobiografía “La jugada de mi vida” confesó la profunda depresión que sufrió durante meses, acentuada por el vacío que le quedó tras el inolvidable gol ante Chelsea en Stamford Bridge y la obtención del triplete con Barcelona. No podía finalizar los entrenamientos, en su casa sentía que algo podía sucederle en cualquier momento y hasta tenía que irse antes del cine junto a su novia y hoy esposa Anna. Había perdido los sentimientos y la pasión.
En el documental “El héroe inesperado” de Rakuten TV, su madre María Luján reveló que advirtió que su hijo no estaba bien cuando una medianoche le pidió dormir a su lado. Su padre José Antonio se comunicó de inmediato con el hermano de Pep Guardiola y el club rápidamente lo contactó con la psicóloga Imma Puig. Era tal el interés de Iniesta por recuperarse, que llegaba 15 minutos antes a cada sesión.
El tiempo y la ayuda terapéutica lograron curar las heridas. Y en la fría noche de Johannesburgo, cumplió con el objetivo de homenajear a su amigo. La intención inicial era mostrarla en caso de que se concrete la victoria, pero el gol anticipó los planes. “El subconsciente no entiende de razón. No lo pensé, salió solo y fue mágico“, le respondió a Jorge Valdano en una entrevista en Bein Sports.
En noviembre de aquel 2010, el “6” de la Roja le entregó la remera que ya pasó a la eternidad a Espanyol, para que quede expuesta en la puerta 21 del estadio, donde se encuentra el santuario de Jarque. A cambio recibió la insignia de oro y brillantes del club.
Un mes después, el conjunto blanquiazul perdía 5-1 ante Barcelona, en la goleada más abultada que sufrió de local ante su clásico rival en toda su historia. Minuto 85: Seydou Keita espera para ingresar. El que se retira es Andrés Iniesta. Los aficionados en el Cornellá-El Prat se ponen de pie para aplaudirlo. Sí, al rival. El Cerebro nunca jugó con la camiseta azul y blanca. La ovación no fue en retribución al gol que le dio la primera Copa del Mundo de España, sino al gesto que tuvo después de esa conquista.
“Recuerdo aquel 11 de Julio de 2010, en el que todavía no sé por qué algo me impulsó a sentarme frente a un televisor que hacía meses no miraba. Todavía forzándome en sacar adelante la situación a la que un día la vida me empujó, presentía que algo bonito estaba por llegar. Alejada del fútbol y del mundo en general, conseguí meterme en el partido y finalmente emocionarme y llorar con tu dedicatoria. No sabría decirte por qué… son esas cosas inexplicables, pero segundos antes del gol presentía lo que iba a suceder. Cubrí mis ojos con mi manos y empecé a llorar antes de que llegara el gol y posteriormente tu dedicatoria… Sentimientos a flor de piel que solo personas con una sensibilidad especial como tú, son capaces de conseguir”. Es un fragmento de la carta que escribió Jessica Álvarez, la viuda de Dani Jarque, junto a su hija Martina en 2014.
Andrés Iniesta. Apodado Cerebro, pero con un corazón enorme. Un héroe de carne y hueso, capaz de ejecutar su plan en el momento de mayor adrenalina. El único que salió dos veces campeón del mundo el mismo día.
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